La fuerza para ser humilde
La humildad es la fuerza para ignorar el interés propio y escuchar a los demás, ser paciente, abstenerse de juzgar y aplaudir los esfuerzos de los demás
Un periódico nacional llamó la atención una vez con este titular: “Los mejores jefes son jefes humildes”. Al principio, puede parecer que contradice la sabiduría convencional: que un buen líder es dinámico, dominante y audaz. Pero se ha descubierto que las personas que trabajan para jefes humildes exhiben un mejor trabajo en equipo y se desempeñan en niveles más altos.
No es sorprendente que cuando un líder escucha la perspectiva de los demás y busca constantemente aprender y mejorar, es probable que las personas que siguen a ese líder hagan lo mismo. Eso no significa que los líderes deban ser pasivos o indiferentes. Por el contrario, como observó un experto: “Los líderes humildes también pueden ser muy competitivos y ambiciosos. Pero tienden a evitar ser el centro de atención y dan crédito a sus equipos”.
Si queremos construir auténticos lazos de confianza y cooperación, la humildad es tan necesaria en el hogar como en el trabajo
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Como resultado, algunos empleadores hoy en día están haciendo de la humildad una de las cualidades clave que buscan en los candidatos, incluso para puestos de nivel inicial. Han descubierto que la humildad ayudará a su organización a prosperar y lograr sus objetivos.
Y lo mismo, por supuesto, es cierto en el hogar. Piense en las metas que tiene para su familia, para sus relaciones más apreciadas. Quizás la humildad sea un primer paso para lograrlos. Cuando los padres y los niños admiten sus errores, piden ayuda para mejorar y resisten la tentación de compararse con los demás, prosperan y se ayudan mutuamente a prosperar. Si queremos construir auténticos lazos de confianza y cooperación, la humildad es tan necesaria en el hogar como en el trabajo. Es el alimento que alimenta todas las relaciones exitosas.
A menudo se habla y se piensa sobre la humildad, pero a menudo se la malinterpreta. La humildad no es cobarde o superficial. Es de gran corazón y de mente abierta. La humildad es fuerza: la fuerza para subyugar el interés propio y escuchar, ser paciente, abstenerse de juzgar y aplaudir los esfuerzos de los demás. En ese caso, la pregunta para cada uno de nosotros puede ser "¿Eres lo suficientemente fuerte para ser humilde?"
Los empleadores pueden ser capaces, hasta cierto punto, de detectar el orgullo o la arrogancia en los solicitantes de empleo, pero es mucho más difícil verlo en nosotros mismos. Irónicamente, se necesita humildad para reconocer nuestra propia falta de humildad. Pero si al menos comenzamos por reconocer nuestras debilidades, encontraremos en nosotros mismos la fuerza para ser humildes.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)
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